Despertar con Cáncer

Reencontrar la Vida

 

despertar-con-cancer
¿Qué se siente cuando por primera vez se oye decir “el tumor en tu cuerpo es canceroso?” “Siento mucho tener que decírselo, pero la biopsia resultó positiva.” “Lo lamento, pero tiene usted cáncer…

Estoy segura que la experiencia de cada persona es única. Y a la vez sé que cualquiera que fueren los sentimientos iniciales: rechazo, negación, duda, inseguridad, confusión, dolor, temor, angustia, ira, el modo como se traten esos sentimientos y su evolución podrán contribuir en gran medida al desarrollo futuro de la enfermedad, su curación y a la calidad de vida que se alcance.

No sé si nadie está preparado para oír un diagnóstico de cáncer. De hecho sé que yo no lo estaba. Aunque llevaba varios meses haciéndome distintos reconocimientos y pruebas y vigilando una mancha que habían descubierto en uno de mis pulmones, yo estaba convencida de que cuando se llegara a un diagnóstico definitivo sabríamos que NO era cáncer, más aún, yo estaba segura que YO NUNCA tendría cáncer.

“No es enfermedad de mi familia,” me decía.

El hecho de que dos tías hubieran muerto de cáncer no me hacía cambiar de opinión. Ambas habían desarrollado cáncer cerca de los 80 años. En cambio, mis abuelos, mis tíos y mi padre murieron del corazón. Mi madre está viva y bastante sana a los 87 años y una de mis tías acaba de cumplir 91 años. No, definitivamente no, el cáncer no era parte de mi familia.

El que a mi nietecito Daniel hubiera sido operado de cáncer en el cerebro a los 3 años y medio tampoco me hacía aceptar que el cáncer pudiera ser una posibilidad en mi futuro, escudándome en pensar que esa enfermedad podría venirle del lado de su madre, no de mi hijo.

Además, ¡me sentía tan bien de salud¡ Acababa de tomar la decisión, después de 29 años de enseñar en la Universidad de San Francisco, de retirarme de la cátedra. Pero no porque estuviera cansada y quisiera descansar, sino porque los libros que escribo me daban tanta satisfacción que quería más tiempo para escribir, y para viajar por todos los sitios del mundo que aún deseo conocer y para estar con mis nueve nietos.

¿Cómo podía nadie pensar que alguien que se sentía tan bien y tan fuerte, que no había tenido un catarro en años, que disfrutaba tanto la vida y estaba en el mejor momento de ella, podría tener cáncer? Yo, que nunca he fumado, y he llevado una vida sana, ¿cómo iba a tener cáncer en los pulmones?

Fue muy desconcertante para mí que los médicos insistieran en que tenía que sufrir una operación en la que me quitarían medio pulmón sólo para poder llegar a un diagnóstico. El tumor, ya habíamos dejado de llamarlo “mancha”, estaba en un lugar al cual no podía llegarse de otro modo. Así que después de varias consultas y para resolver el asunto de una vez, y para actuar con sensatez acepté la operación, todavía convencida que estaba sacrificando medio pulmón a la ciencia para darme el gusto de saber que no yo no tenía cáncer, no podía tener cáncer… ¿cómo podía ocurrírsele a nadie que yo tuviera cáncer?

El despertar de la operación no fue agradable. La operación para extirpar medio pulmón no es fácil y sí terriblemente dolorosa. Y los primeros días son particularmente duros. Pero más difícil que soportar el dolor físico fue recibir la respuesta a la primera pregunta que hice al volver de la anestesia: ¿cuál fue el resultado de la biopsia? Porque contrario a las palabras que esperaba para que me sostuvieran en ese momento de dolor desperté a la realidad de saber que la biopsia había sido positiva, el tumor que me habían extirpado era cáncer.

En ese momento comenzó una nueva etapa en mi vida. Hasta entonces tenía muchas identificaciones: soy mujer, camagüeyana, cubana, hispanoamericana, Latina en los Estados Unidos, nieta, hija, sobrina, hermana, prima, madre, abuela, educadora, autora, defensora de los derechos humanos… ahora tenía que añadir una identificación nueva, una que nunca había esperado, mujer que re-aprende a vivir después de saber que tiene cáncer.

Hoy, apenas seis meses después, puedo compartir varias ideas sobre lo que he aprendido.

Empiezo por decir que no soy una experta en el tema, ni me ofrezco como modelo. La mía no es sino una experiencia más, como la de cualquier otra mujer en mi caso.

Hasta ahora he hablado mucho en público sobre temas que he estudiado por largo tiempo, sobre experiencias de muchos años y de muchas personas y lugares. Hoy hablo de un tema muy personal y todavía muy reciente para mí. Lo hago con la esperanza de que podamos dialogar, aquí, ahora, y que mis palabras puedan servir para estimular un diálogo continuado, en silencio, dentro de nosotras mismas y con quienes tenemos a nuestro alrededor.

1. Aunque el despertar con cáncer nos transforma inevitablemente, esto no quiere decir que nos hace perfectas, o mártires, o santas como consecuencia.

Yo sé que he sufrido una transformación profunda. Quisiera pensar que esa transformación me hace más generosa, más considerada, más paciente, más gentil, más compasiva… Lo cierto es que siempre he tratado de tener esas cualidades, y que sigo siendo imperfecta en no haberlas logrado alcanzar al máximo. Creo, sí, que la calidad de mi mirada hacia la vida se ha afinado, que siento aún un mayor deseo de dar valor a cada minuto con mis acciones, mis palabras y mis reflexiones.

Pero sé también que ha habido momentos en que el dolor físico, el malestar, y sobre todo el tomar conciencia de que mi cuerpo ha sufrido esta enfermedad me ha hecho sentirme impaciente y cansada. Y es posible que no haya sabido expresar a las personas a mi alrededor todo lo que aprecio su amor y su ayuda.

Creo que la misma paciencia que quiero tener para los demás necesito tenerla conmigo mismo. Que tengo que aceptar que soy humana y llena de imperfecciones. Y desde esa aceptación vivir con la mayor alegría y el mayor cuidado posible cada minuto.

2. La vida es un don preciado y breve. Todos estamos encaminados a morir. No hay que permitir que el sufrir esta enfermedad le reste valor a la vida que hoy tenemos.

El tiempo es algo muy relativo. Una hora de dolor, disgusto o ausencia puede parecer larguísima. Una de alegría, distracción o cariño parece volar en un instante. Muchos días de la vida pasan sin dejarnos un recuerdo preciso, otros días son imborrables. La eternidad cabe en un minuto si sabemos darle su total valor. Démosle ese valor a cada minuto.

3. Nadie tiene la culpa de tener cáncer. Pero todos podemos hacer algo para ayudar a nuestro cuerpo a fortalecerse. La actitud que tomemos puede ayudarnos física y mentalmente para tener mejor salud y para vivir mejor.

Nuestro cuerpo es un organismo maravilloso. Si no lo fuera no hubiéramos podido llegar a ser adultos. Tenemos que estarle agradecidos por habernos traído hasta aquí y ahora darle toda la ayuda que podamos.
Es importante librarnos de cualquier sentimiento de culpa frente al pasado. Pero sí podemos tomar conciencia frente al futuro.

4. Hay mucha información sobre los distintos tipos de cáncer. La información aumenta y cambia cada día. Aunque esta abundancia de información puede ser confusa y desconcertante, vale la pena tratar de enterarnos.

No vacilemos en buscar ayuda. En pedir opiniones. En encontrar medios para enterarnos. Hay que preguntar a los médicos, a las enfermeras, a las organizaciones que se dedican al estudio de esta enfermedad.

Tenemos derecho a saber. A que nos den toda la información posible. No hay pregunta tonta. La única pregunta tonta es la que no se hace.

Y consideremos también las terapias alternativas que pueden complementar la ayuda médica que estamos recibiendo.

10 CONSEJOS PARA AYUDAR A CREAR UNA ACTITUD POSITIVA Y FORTALECER EL SISTEMA INMUNOLÓGICO

A continuación describo algunos de los consejos que he recibido, que he leído y que siento me están ayudando a fortalecer mi salud. No soy médico ni pretendo dar consejos médicos. Estas sugerencias no pretender cambiar la opinión de su médico y deben ser consultadas con su médico.

I. CULTIVAR UNA ACTITUD POSITIVA

Una actitud positiva nos ayudará a encontrar las fuerzas para seguir cualquier tratamiento que hayamos elegido.
Puede ayudarnos a alcanzar esta actitud:

  • el pensar en los dones que hemos recibido de la vida
  • la presencia de amigos y familiares y de todos los que se interesan por nuestra salud
  • el don de la vida que nuestro cuerpo nos ha dado hasta ahora

Recordemos que no hay ninguna medicina ni tratamiento que pueda curarnos. Los medicamentos y tratamientos pueden ayudar a nuestro cuerpo, pero es nuestro propio sistema inmunológico, ese sistema que existe en nuestro cuerpo, el que puede generar y restaurar la salud. Los medicamentos ayudan, la curación la hace el cuerpo. Por eso nuestra actitud debe ser una de apoyo a nuestro cuerpo en su esfuerzo por sanarnos y conservarnos la salud y la vida.

II. DESCANSAR SUFICIENTEMENTE

El descanso es uno de los más importantes elementos para ayudar a fortalecer el sistema inmunológico. Es importante no sólo dormir suficientes horas sino dormir lo mejor posible.
Varias cosas pueden ayudarnos a conseguir un mejor sueño.

  1. Acostarse temprano. – Las horas en que el sueño es más beneficioso son las
    primeras horas de la noche. Es importante acostarse entre 9:30 y 10 de la noche y
    dormir entre 8 y 9 horas. Aunque esto puede a veces parecer difícil, muchas veces es
    cuestión de planear el horario. Si tenemos niños, ellos también se beneficiarán de
    este horario porque el sueño es esencial para el buen crecimiento.
  2. Prepararse para acostarse – Hay distintos preparativos que pueden contribuir a un
    sueño más reparador. Algunas de ellas son:

    • un baño tibio antes de ir a la cama
    • un cocimiento de manzanilla o de cáscara de manzana
    • una lectura inspiradora
    • una música suave

    Del mismo modo queremos evitar: comidas pesadas, discusiones sobre temas
    desagradables, películas o programas de televisión de violencia o miedo.

  3. Obscurecer bien la habitación o utilizar un antifaz para dormir
    La obscuridad profunda también ayuda a conseguir un sueño más reparador.

[A mí me han recetado 10 mg. de Melatonina [Melatonin] cada noche. Aunque esto no es una medicina sino un suplemento que se compra sin receta, sugiero que se consulte antes de tomarlo.]

III. ALIMENTARSE ADECUADAMENTE Y EVITAR EL AZÚCAR

“Somos lo que comemos” dice un refrán popular. Indiscutiblemente el alimento tiene una importancia sustantiva para el cuerpo. Sin alimento no podemos vivir. De la calidad del alimento depende en gran medida nuestra salud y nuestra capacidad para evitar y superar enfermedades.

Una dieta sana combina distintos tipos de alimentos. La dieta recomendada como más sana es la que utiliza al máximo:

  • alimentos de origen vegetal (vegetales al vapor, ensaladas, frutas)
  • alimentos naturales no procesados (evitar alimentos enlatados y pan blanco con harina refinada, dulces y todo tipo de azúcar)
  • alimentos orgánicos, libres de pesticidas y fertilizantes químicos

Puede parecer difícil evitar comer carne, pero no lo es. Hay muchos alimentos que pueden sustituir la proteína que da la carne.

[Si no se come carne, se debe tomar un complemento de vitamina B.]

Uno de los exámenes para descubrir si se tiene cáncer es el PET Scan. En este examen se inyecta una solución de azúcar radioctiva en la sangre. Luego se hace un examen radiográfico y se observa a dónde se ha acumulado el azúcar. Porque el cáncer consume azúcar se puede determinar si un tejido es canceroso por la rapidez con que el azúcar se acumula en él.

Sabemos pues que el cáncer busca y consume azúcar. Como no queremos alimentarlo, queremos eliminar el azúcar de nuestra dieta o reducirla al máximo.

En particular queremos eliminar el azúcar refinada (o azúcar blanca), los dulces y las harinas refinadas (como la del pan blanco o las tortillas de harina blanca) que se convierte rápidamente en azúcar en el organismo. Si se va a comer algo de pan, debe elegirse un pan de granos enteros, preferiblemente sin trigo. Las tortillas deben ser de maíz, o al menos de trigo integral.

[Un sustituto natural del azúcar es la Estevia. Aunque puede costar un poco acostumbrarse a su sabor, bien vale la pena.]

IV. VIGILAR EL PESO. REDUCIR SI SE TIENE SOBREPESO.

El cáncer no discrimina –ni edad, ni sexo, ni raza, ni edad, ni peso. Todo tipo de personas pueden tener cáncer. Pero algunas tienen mucho mayor riesgo que otras.

El exceso de peso es dañino para la salud en general. Si uno tiene exceso de peso y ha tenido o tiene cáncer es muy importante reducir de peso.

Las sugerencias de esta lista, todas, le ayudarán a lograr bajar de peso.

V. CREAR UN AMBIENTE CORPORAL ALCALINO NO ÁCIDO.

El cáncer crece más cuando en un ambiente ácido que en uno alcalino. Por eso es muy importante vigilar la dieta y otras prácticas para asegurarnos que mantenemos la alcalinidad en nuestro cuerpo y evitamos la acidez.
El grado (Ph) de alcalinidad puede medirse fácilmente, en la orina o la saliva, con unas tiritas de papel que se encuentran en la farmacia o en una tienda de alimentos orgánicos.

Todos los consejos que se dan aquí, contribuyen a mantener un nivel apropiado de alcalinidad.

Al final de este documento se ofrece una tabla que indica cuáles son los alimentos a los que debe darse preferencia y cuáles se deben evitar.

Es importante saber que alimentos que los alimentos que son en sí mismo ácidos no siempre producen acidez en el cuerpo al procesarse, por ejemplo, unas gotas de limón en el agua contribuyen a facilitar la alcalinidad.

VI. RESPIRAR PROFUNDAMENTE AIRE PURO DIARIAMENTE

El aire es fuente de vida. Respirar profundamente aumenta la cantidad de oxígeno que el cuerpo recibe. Porque el oxígeno ayuda a eliminar las impurezas del cuerpo su presencia es esencial para la salud.

Es de suma importancia tratar de pasar tiempo al aire libre cada vez que sea posible. y disfrutar de la luz del sol.

[Uno de los suplementos recomendados es la Vitamina D que requiere la luz solar para asimilarse.]

VII. BEBER AGUA PURA EN ABUNDANCIA

Uno de los dones de la vida es el agua. El 80% por ciento de nuestro cuerpo está compuesto de agua. El agua es esencial a los tejidos y el funcionamiento de los órganos. Es también un vehículo para eliminar impurezas.

Consumir 8 vasos grandes de agua pura al día contribuye a proteger y fortalecer nuestro sistema inmunológico.

Es aconsejable NO beber bebidas gaseosas, que generalmente contienen azúcar, cafeína y otros aditamentos nocivos. Los tés de hierbas, sin cafeína, son preferibles al café o al té negro.

VIII. HACER EJERCICIO A DIARIO

Hacer ejercicios es esencial para la salud y de gran importancia para fortalecer el sistema inmunológico. Cada persona deberá determinar cuánto ejercicio puede hacer, pero la norma debe ser tratar de hacer un poco más del que se venía haciendo.

Caminar por 15 minutos es mucho mejor que no caminar. Si se puede caminar por media hora será mejor que por un cuarto de hora y si es posible hacerlo por una hora completa será aún muchísimo mejor.

Si se buscan ejercicios especialmente designados para fortalecer al organismo y su capacidad de restablecer la salud, el Qigong [se pronuncia Chi-gong] es una práctica china altamente recomendable.

Los hospitales Kayser suelen ofrecer clases de Qigong. Es posible que existan también en otros lugares de su comunidad.

IX. BUSCAR TERAPIAS ALTERNATIVAS Y/O COMPLEMENTARIAS

Los estudios que se realizan buscando curas o prácticas que ayuden a combatir el cáncer son numerosísimas. Y todos los consejos que se dan aquí se derivan de algunos de esos estudios. Es importante no abandonar la búsqueda de nuevas alternativas.

La buena alimentación puede ir acompañada de múltiples suplementos que ayudan a proteger al organismo.

Esos suplementos no deben tomarse indiscriminadamente, sin algún tipo de guía o supervisión. Pero si se encuentra esa orientación pueden ser muy eficaces. Algunos de los suplementos incluyen: el selenio, la vitamina D, distintos tipos de hongos, extractos de semillas de uvas, curcumin, etc.

La clase de suplementos y la cantidad que debe tomarse tiene que ser determinada según el tipo de cáncer y su grado de evolución, la edad y peso del paciente, el tipo de medicamentos o tratamientos que esté recibiendo.

[Personalmente yo sigo un programa que me ha recetado Michael Broffman, de Pine Street Clinic, en 124 Pine Street, San Anselmo, CA 94960. 415/455-5878]

X. UTILIZAR LA MEDITACIÓN PARA APOYAR A NUESTRO CUERPO

El espíritu tiene una gran fuerza que podemos poner al servicio de nuestra curación. Encontrar un momento de silencio y quietud que nos permita adentrarnos en nosotros mismos para llegar a la fuerza de nuestra propia vida es de gran valor.

Una vez en ese espacio de quietud y serenidad podemos hablar con nuestro cuerpo. Primero para expresarle nuestro agradecimiento por la vida que nos ha dado hasta el día de hoy, luego para asegurarle que creemos en él y en su capacidad de encontrar los recursos para restaurar nuestra salud.

Ofrezcámosle con nuestra gratitud y nuestra confianza nuestra promesa de que haremos todo lo posible por apoyarlo en su esfuerzo para sanarnos.

Estos consejos son de una gran sencillez y, sin embargo, pueden hacer una gran diferencia. Se ofrecen aquí con el mejor deseo de que le sean útiles y que encuentre en ellos apoyo en su propio proceso de búsqueda de salud y de tranquilidad interior para aceptar el reto que es esta enfermedad con optimismo y determinación de hacer valer cada minuto.

La mayor verdad es la que existe dentro del corazón de cada persona. Allí están albergados nuestros sueños, nuestros deseos, nuestras esperanzas –no dejemos de consultar a nuestro corazón, no perdamos jamás la fe en esa verdad profunda.

Que el dolor físico no se nos convierta en sufrimiento del espíritu. Que podamos recibir cada nuevo día con la esperanza del milagro que es cada minuto.